Como saben quienes leen mi blog, me gusta desafiar el concepto de veganismo una y otra vez. ¿Por qué? Porque:
1) Creo que todo – todo – debe ser cuestionado una y otra vez, no por el hecho de cuestionar en sí mismo, sino que porque el pensamiento crítico hace de nuestras ideas, sueños y tácticas, mejores, más nítidas y más eficaces.
2) Porque creo que hay mucho más para ayudar a los animales que solo limitarse a ser un vegano aparentemente consistente.
Obviamente, no todo el mundo aprecia este cuestionamiento del veganismo, como concepto, una práctica o una estrategia. Mucha gente cree saber exactamente qué es el veganismo, qué papel juega, cuán necesario es y quién es vegano y quién no lo es. Para esas personas, todo es muy simple: el veganismo ha sido definido algunas décadas atrás, por Donald Watson (como el evitar los productos de origen animal en la medida de lo práctico y posible). Simplemente haces lo que se dijo. No importa que esto sea una frase vaga o subjetiva. Sin importar que Watson y sus amigos de la Vegan Society diesen la bienvenida a cualquiera que estuviera de acuerdo con los objetivos, independientemente de si fuesen veganos o no.
Como he dicho anteriormente, he sido vegano por 17 años, por lo que mis críticas a los veganos y al veganismo deberían ser leídas de manera distinta de aquellas que generalmente hace alquien que come animales. Yo las hago, como he dicho, con la esperanza de que seamos más efectivos. Lo que quiero hacer aquí es tomar una breve mirada a por qué la gente es vegana, cuál es el impacto de esto y cuáles son algunos de los problemas que existen.
Cuando juzgamos la moralidad de una acción, podemos juzgarla en términos de 1) sus resultados y 2) si es correcto o no que una persona haga esa acción. Estas son dos cosas diferentes. Para verlo más claro, imaginemos que por cada persona que se hace vegana, alguien imaginario empieza a comer el doble de productos de origen animal por lo que el impacto del vegano se vuelva neutral y por tanto la acción de los veganos deja de tener–resultado–alguno (punto uno). Ser vegano por definición en este caso parece tener menos importancia o urgencia, pero la mayoría de nosotros – incluyéndome – lo seríamos de todas maneras, simplemente porque encontramos que no está bien comer animales (y puede que hayan otras razones, pero son asuntos diferentes).
La razón numero uno (los resultados) es el principal motivo para ser vegano. Creo que suficientes veganos, junto a grandes grupos de vegetarianos y un grupo mucho más grandes de reducidores, están, lentamente pero por seguro, cambiando la demanda, y así mismo la producción (estimulando el desarrollo de las buenas alternativas y así decreciendo la demanda de productos de origen animal). Por lo tanto, salvamos animales de una vida de sufrimiento (porque sin nuestra demanda, no tienen la necesidad de nacer).
Razón número dos. La aparente moralidad de un acto, es importante para mí, pero es secundario. Si uno está de acuerdo con que el consumo de animales está mal, pareciera que es algo que es siempre incorrecto de hacer, independientemente de las circunstancias y consecuencias. Pero no es difícil imaginar situaciones en las que si comemos algo de origen animal, no hacemos diferencia alguna en cuanto a resultados. Cuando se nos ofrece algo (es decir, cuando no compramos intencionalmente un pedazo de carne, o un chocolate no vegano por ejemplo) nuestra negativa a comer ese producto no tendrá ningún impacto en la demanda en sí. Por supuesto que con nuestro comportamiento podemos mostrar que no comemos productos animales, algo que se trata de crear conciencia. Pero digamos que no existe tal factor de sensibilización en cuestión. Digamos que hay algún trozo de carne sobrante en algún lugar, y nadie puede ver si lo comes o no. ¿Cuál es exactamente el problema con comerlo? No hay impacto en nadie, y ningún impacto en la demanda. Es un pedazo de carne que se desecha. Los alimentos desechados por los supermercados serían un ejemplo de ello.
No estoy diciendo que esté perfectamente bien comer productos de origen animal tirados, pero si no lo es, no siempre será por cuestiones de resultados. En el caso anterior si somos consistentes o no es neutral en términos de resultados. Yo por ejemplo puedo imaginar circunstancias en las que ser consistente tiene como consecuencia efectos negativos netos. He planteado previamente el experimento mental en que se te ofrece comer un bistec a cambio de 100.000 dólares considerando que podrías ayudar a una gran cantidad de animales con ese dinero. La gente que diría que no a este dinero, le está dando mucha importancia al número dos más que al número uno, los resultados en cuanto ayudar animales.
Por supuesto podemos no hacer estos experimentos y odiarlos, pero si los tomamos en serio, como deberíamos, podemos ver que la consistencia dogmática no entrega automáticamente mejores resultados para los animales.
Al parecer – juzgando por algunas de las críticas que obtengo por estas publicaciones – es necesario señalar que no estoy diciéndole a los veganos que hagan excepciones sin ninguna razón. Si muchos veganos no quieren hacer ninguna excepción bajo ninguna circunstancia, ¿quién soy yo para quejarme por ello? Tal vez su comportamiento bajo principios 100% coherentes tiene algún beneficio o consecuencia positiva también. Simplemente no es el enfoque que yo elegiría. Sin embargo, sería bueno que por el contrario cuando alguien decida hacer estas consideraciones pragmáticas para el beneficio de los animales, no sea acusado de todo tipo de cosas (como de no ser vegano o hasta de ser anti-vegano, aunque solo hablemos de tolerar subproductos o ingredientes mínimos y no sobre tomar pequeños bocados de carne o una rebanada de queso de vaca). Más al respecto en “Cómo no ser un vegano odioso“
No estoy atacando a las personas que quieren ser totalmente consistentes y “puras” (la mayoría de las personas me describirían consistente y puro, por cierto). Lo que estoy diciendo es que a veces, en algunas situaciones, vale la pena considerar la alternativa a ser totalmente inflexible. O más bien, se puede considerar ser consistente con el objetivo del veganismo (reducir el sufrimiento y perjuicio hacia los animales) en lugar de serlo con la definición de veganismo.
Todo esto puede parecer trivial y sin importancia, pero no lo es. De lo que estamos hablando – y de lo cual escribiremos más en el futuro – es sobre la diferencia entre la ideología y el impacto concreto. Con demasiada frecuencia, seguimos una ideología por el bien de la ideología, sin prestar atención al efecto real de seguir esa ideología. Sin embargo, a veces ignoramos que en definitiva, es a los resultados a lo que apuntamos. O por lo menos, es a lo que yo voy.
(Spanish translation originally appeared here)